De verdad que no hay nada tan bonito como ver los cerezos y almendros en flor en varios de pueblos de la provincia de Cáceres, en dónde cientos de árboles se visten de blanco para saludar la llegada de la primavera. Es tan emocionante pasear entre la nieve de flores blancas y rosas que inundan caminos y campos que la sensación es increíble. La última vez que fui a ver este espectáculo de la naturaleza me hizo sentir que era una afortunada por vivir en una tierra que te regala esta experiencia para la vista y para todos los sentidos.
Además de el alboroto vital en el campo, me encantó ver los pueblos llenos de vida, con gente paseando, comiendo dulces típicos y ricos ibéricos en cualquier tasca o casa de comidas de toda la vida. Verlos comprando, haciendo fotos, pasándolo fenomenal con el buen vino pitarra o de la tierra es genial. El ambiente que se respira en los pueblos estos días de marzo y abril es tan bonito que siempre apetece volver.Y es, sin duda, el pistoletazo de salida de la temporada alta en Extremadura.
De repente Existimos en el mapa de España y los telediarios hablan de esta explosión de la naturaleza, y de la belleza elegante y sutil de nuestra tierra, que siempre ha estado asociada a lo seco y extremo y no a una Extremadura radiante de naturaleza viva y llena de luz.
La zona más conocida es el Valle del Jerte en donde la floración es bestial y la denominada «lluvia de pétalos» baña los preciosos pueblos de la zona norte de la provincia de Cáceres. Pero al lado de nuestra ciudad, a pocos kilómetros, en Garrovilla de Alconétar, el almendro también se viste de blanco y rosa, y ademas de pasear por el campo, puedes comer ricos platos caseros de la gastronomía extremeña más tradicional y comprar en el mercadillo de artesanía que los lugareños montan en estos días.
¡Os esperamos en Cáceres!